La vida emocional y la fertilidad

Es una manera de recrear y reinventar tu proyecto de pareja

Un día llega la búsqueda de un bebé y, con ella, un sinnúmero de emociones atravesadas por pensamientos y creencias instaladas en lo más profundo de nuestro ser. Se convierten en sensaciones que generan una dinámica diferencial en el día a día personal y de pareja. Cada uno desde su visión, masculina o femenina, experimenta una serie de vivencias importantes de observar para crecer a través de ellas.

Cada emoción trae consigo una experiencia y un lenguaje que se hace visible en el cuerpo. Por eso, para darle a este su espacio y validez, es vital saber transitar, manejar y resignificar cada una de ellas.

Cuando te ves expuesto a vivir una circunstancia incontrolable con relación a tu fertilidad, se dan reacciones en tu dinámica de emoción y pensamiento y pasas por estados de euforia, alegría, emoción, júbilo y deseo. Pero, a su vez llega el miedo, la angustia, la tristeza, la culpa y la desesperación.

Es necesario que trabajes esta etapa con un acompañamiento emocional, con herramientas asertivas que se ajusten a tus criterios, tus valores, tus creencias y tus fibras más sutiles. Como profesionales, sabemos que no hay una receta mágica para sanar el dolor emocional, pero sí existen maneras de reencontrarse consigo mismo para aliviar las angustias del pasado, observar las sensaciones del presente y hacerse cargo de ellas, atendiéndolas, escuchándolas y reinventándote a través de esa experiencia.

Cada miembro de una pareja vive una realidad, su Realidad. Al acompañarse, crean otra nueva y es en ella donde es de vital importancia escuchar a cada uno en su dinámica interna y buscar nuevos caminos compartidos que les haga vibrar con pasión de nuevo. Hacer ajustes creativos para transitar este momento donde la infertilidad tiende a cobrar protagonismo. La recomendación en materia psicológica no es fundirse en el episodio o situación de dolor y desesperanza, sino apropiarse de la circunstancia, escuchando al cuerpo y a la mente. De esta manera, juntos y terapéuticamente, crear nuevas formas de relacionarse consigo mismo, con los demás y con el momento, recreándose y reinventándose en las emociones y sensaciones.

Hay que vivir esta experiencia considerándola un impulso hacia adelante, como un reto, sin dejarse vencer ni controlar, enfocándose, potencializándose y creciendo en la vivencia. A partir de eso, se genera un cambio que romperá con lo que solías ser y revelará así, quién eres realmente. Porque toda situación trae un aprendizaje y crecimiento para el ser.

Durante el proceso de fertilidad, al igual que en las distintas experiencias de la vida, hay algo que nos sana y es querernos a nosotros mismos. Cuando los seres humanos comenzamos a amarnos, ocurren episodios maravillosos y conscientes en el cuerpo y en la vida. Cada proceso es una oportunidad para aprender de sí mismo en el amor y concebir vida, no solo desde la procreación, sino a través de la conciencia de acompañar a otra, siendo testigo de una nueva aventura llena de momentos y emociones enriquecedoras.